Hoy en día, lo que fue algún día el centro y la ciudad de Santander es muy difícil de encontrar en nuestras calles, exceptuando de la magnífica reconstrucción sobre el incendio que arrasó la ciudad en 1941. Esto hace que lo poco existente que hay descubierto de patrimonio arqueológico de Santander se convierta de gran riqueza para la ciudad.
Esto ocurre con el hallazgo del mayor tramo de muralla medieval de Santander en las reformas realizadas en 2006 de la Plaza Porticada o también conocida como Plaza Velarde. Dicha muralla, se construyó a partir de la concesión del Fuero a la ciudad de Santander por parte de Alfonso VIII en 1187, es decir, pertenecía a la Puebla Nueva de la villa medieval. Esta servía de separación entre la ciudad y el mar Cantábrico aunque su principal función era la defensiva.
Está expuesta en el Centro de Interpretación de la Muralla Medieval y ha hecho que este sea visitado por una gran cantidad de turistas y los propios santanderinos que quieren estar un poco más cerca de la historia de la ciudad.
En este centro del Anillo Cultural se puede conocer gran parte del patrimonio histórico encontrado hasta ahora, formado por objetos que usaban nuestros antepasados, la propia muralla medieval, entre otros. Con su visita, podrás hacerte una idea de cómo era la vida, las relaciones comerciales y la gente de aquella época.
Y gracias al propio tramo de la muralla medieval encontrada, se localizó la Puerta del Mar junto con la otra puerta que permitía entrar a la villa, el portillo de Don Gutiérrez de Escalante.
La Puerta del Mar es posiblemente una de las pruebas gráficas más contundentes de la relación entre el mar y la ciudad, ya que la vida comercial, la entrada y salida de productos y una gran parte de las relaciones y facilidades de nuestra ciudad vinieron en cierta parte con el puerto.
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